Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL


949
Legislatura: 1882-1883 (Cortes de 1881 a 1884)
Sesión: 16 de enero de 1883
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Discurso
Número y páginas del Diario de Sesiones: 23, 497-498
Tema: Elección de Vicepresidentes

El Sr. PRESIDENTE: El Sr. Presidente del Consejo de Ministros tiene la palabra.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Me levanto única y exclusivamente a contestar a algunas palabras y algunos conceptos emitidos por el Sr. Cánovas del Castillo respecto a mi manera de proceder; de todo lo restante hago gracia a S. S.; de los pastores, las ovejas y todo lo demás prescindo, y prescindo también del derecho de las minorías, derecho de que en efecto usan y han usado siempre, de procurar en la votación de Vicepresidentes, ya que no puedan alcanzar otra cosa, alterar el número o el orden de la elección; pero lo que no ha hecho nunca la minoría que tuve el honor de dirigir desde ese banco, es promover discusiones como la de hoy con el pretexto que nos ocupa; lo que ha hecho la minoría que yo he dirigido, ha sido dejar llegar las cosas, y cuando la cuestión ha llegado, proceder como han procedido las minorías hasta ahora.

Por lo demás, Sr. Cánovas del Castillo, S. S. me ha juzgado teniendo en cuenta lo que por S. S. pasa; porque al intentar hacer mi retrato, no he visto un retrato más perfecto ni más acabado de S. S.

Supone que yo no obro más que para hacer daño a mis enemigos, y que con tal de conseguirlo no me importan las leyes ni me importa nada. Eso sin duda lo dice S. S. por lo que S. S. piensa de sí mismo. No falta [497] más para acabar el retrato de S. S., que añadir otra pincelada, y es, que con tal de dañar al enemigo y de someter al amigo, no hay para S. S. ni leyes, ni reglamentos ni nada.

Eso es lo que hace S. S.; y no me atribuya a mí esos propósitos, cuando esta tarde he demostrado que no los tengo: precisamente después que acabo de aconsejar a la mayoría que deje libre el camino a las minorías, con tal que éstas no quieran poner dificultades a la mayoría, en cuyo caso la mayoría debe defenderse, y sólo en el sentido de que la mayoría se defienda es posible rechazar con energía vuestras intrigas; pues por lo demás, yo he aconsejado siempre que en la interpretación de las leyes y reglamentos se adopte la interpretación más favorable a las oposiciones, aunque éstas no tengan razón.

Por consiguiente, no sólo ha estado S. S. injusto, sino que ni oportuno siquiera, porque en otra ocasión cualquiera podía haber dicho lo que esta tarde, aunque nunca con razón ninguna.

Por lo demás, S. S. forme de mí el juicio que crea conveniente; yo hace tiempo lo tengo formado de su señoría, y creo que la historia le conocerá con el nombre de D. Antonio el respetuoso. (Risas.) [498]



VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL